Los meses/años siguientes no fueron fáciles y creo se empiezan a notar en mis ojos de las fotos. Siempre que veo a mi alrededor me gusta decir que tuve mi revancha porque llegó un momento en el que sentía que no podía pelearla más. El Romancelis es parte de literalmente la mitad de mi vida, y la primera mitad de ese romancelis estuvo teñida de peleas, angustias, violencia (nada relacionado con nuestra pareja), me fui de mi casa y pasaron un montón de cosas feas más.
¿Y mi fan fiction feliz que me alimenta el corazón todas las semanas? Bueno, esta sería la parte en la que los conflictos ahogan un poco a los protagonistas, pero en lugar de haber una separación en el tercer acto, el romancelis es la luz en el camino que no te hace terminar en la profundidad de un océano de caca.
Como ya sabés, yo había empezado el CBC de medicina. Así como era la hija que iba a cumplir con todos los mandatos, también era la hija que no iba a fallar, y recursar biofísica fue una falla que casi no se me perdona. Esa fue la primera vez que armé el bolso y decidí que me iba de casa. Seba estaba en el cine con amigos, lo llamé y le dije que necesitaba que cuando todos se fueran a dormir me viniera a buscar. No trabajaba y tampoco tenía idea de cómo me iba a sostener, pero me senté a esperar por el plan. Esa noche falleció una de mis abuelas y eso cambió todos los planes. Quizá había sido una adolescente impulsiva y todo tenía solución, vamos a esperar.
Durante los meses siguientes, recursé biofísica y me busqué un trabajo en un call center que me ayudó a ahorrar para un viaje a Disney (duh) que mi familia me había prometido hacer con Seba. Él también empezó a trabajar como asistente armando computadoras para un amigo de la familia, y juntos íbamos guardando cada peso para pasarlo a dólares. La idea era: “si ustedes juntan para el pasaje, nosotros financiamos lo demás”.
Un día pasé a buscar a Seba por el trabajo y mientras íbamos caminando por alguna calle cercana a Cucha Cucha y yo le contaba todos mis problemas (él siempre fue el mejor escuchándome), vimos algo brillante en el suelo. Lo levantó y nos dimos cuenta de que era una piedra rosa con forma de diamante. “¿Será un diamante de verdad?” le pregunté. “Ni idea, pero la voy a guardar igual. Es rosa. Con esta piedra te voy a pedir casamiento”. Nunca me voy a olvidar de esas palabras.
Seba no solo era bueno escuchando, también era buen observador: él se daba cuenta de que yo a veces “contaba” con los dedos de las manos, que me costaba mucho irme a dormir sin revisar todas las cosas de la casa y que en los silencios más largos tarareaba una canción. También se daba cuenta de que muchas veces pensaba cosas ilógicas e inauditas, siempre trágicas, y que no podía estudiar bien porque cada vez que escribía algo y se me cruzaba lo que después aprenderíamos a llamar “pensamiento intrusivo”, borraba todo y volvía a empezar.
Seba fue el primero en googlear hasta encontrar la palabra “TOC”, algo que jamás se me había cruzado por delante. Fue quien se sentó conmigo y me dijo que no era la única a la que le pasaba, que aparentemente mi problema tenía un nombre y que lo podía tratar. También fue la persona que me mostró mi primer “libro de las carreras”, después de ese CBC y medio año de medicina fatídico en el que volví llorando a casa diciéndole a mi mamá que no sabía cómo seguir estudiando esto. “No quiero volver más a esa facultad”, susurraba después de haber visto lo que más me había impresionado hasta ese momento.
Siempre pienso que después de tanto luchar contra todo, cuando me sentía más cansada (al menos hasta ese momento), llegó a mi vida alguien que podría haberme hecho la fatality y por el contrario, me salvó. Y no me salvó con la capa y la espada. Me salvó mostrándome que había otra realidad. Que yo me había olvidado de esas historias que tanto amaba y que me enseñaban que la vida se podía vivir de infinitas formas. Te dije que lo que viene no es divertido, pero sí es un rayito de esperanza para esa persona que no quiere ser la damisela en apuros ni la princesa buscando el beso salvador. Esa persona que tal vez solo quiere encontrar a alguien que le agarre la mano y corra un poco la niebla para ayudarla a ver mejor.
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Enamorada del romancelis